La dolorosa verdad sobre George Washington y sus esclavos
George Washington, el primer presidente de los Estados Unidos, fue recordado por su papel en la lucha por la independencia americana y por su papel como padre fundador de la nación. Sin embargo, muchos desconocen su papel como dueño de esclavos. Washington poseía más de 300 esclavos, y algunos de ellos eran utilizados para satisfacer sus necesidades personales. Además, según la historia, Washington tenía un modus operandi despreciable cuando se trataba de la Ley Abolicionista de 1780 de Pensilvania.
Esta ley garantizaba la libertad a cualquier esclavo que viviera en el estado durante más de seis meses. Washington, astuto como era, tomó la decisión de mover sus esclavos de ida y vuelta a Virginia cada seis meses para evitar que fueran libres. Es cierto que Washington había expresado su preocupación por la institución de la esclavitud, pero nunca hizo nada al respecto, al menos no tanto como la retórica que se le atribuye.
Aunque se sabe que Washington instruyó que sus esclavos fueran liberados después de su muerte, esta decisión no se debe a un cambio en su pensamiento sobre la esclavitud. En cambio, es probable que se deba a su posicionamiento político y social. Muchos estadounidenses no han olvidado que la independencia de Estados Unidos fue construida sobre la opresión de los esclavos, y no permitirán que la historia de Washington sea reescrita para encubrir o minimizar su participación en este legado.
La historia de Washington ilustra cómo la esclavitud se mantuvo por siglos, incluso cuando algunos de los estadounidenses más influyentes y poderosos de la nación veían la acumulación de la riqueza al coste de la vida de los esclavos. Con su accionar, Washington dejó en claro que no estaba dispuesto a renunciar a los beneficios lucrativos de la esclavitud a pesar de su retórica y preocupaciones sobre la libertad.
En definitiva, la historia de George Washington y su manejo de sus esclavos es una de las más duras verdades que los estadounidenses y la historia mundial deben enfrentar. Nos recuerda que la lucha por la libertad nunca debe detenerse, incluso si requiere desafiar a algunos de los líderes más venerados de la historia. No podemos hablar de independencia y libertad si continuamos ignorando y minimizando el alcance de la esclavitud en la construcción de nuestra nación.